7/11/10

El duelo de los deudos


Amague atávico
señorío de la desgracia infinitiva
El bailarín desliza hasta la quietud
los nudos quebrados
de sus miembros volantes
El contrato con el ritmo
ha cesado en su cuerpo
El reposo eterno
se edificará sobre la lava
del responso eterno…

Y en el patrullaje de las congojas
irán abanicándose las rabias
morbosas como aliento
de sangre avinagrada
y las tristezas ungidas
en retroalimento
de fervores militantes
ostensibles como colgajos
en el lábil rostro de los deudos…

Un ente homógrafo al que pereció
y ya duerme en un campo de espinas
inicia el trámite de su renacimiento
Se revuelven los mil y un herederos
todo parece desmembrarse
bajo la presunta anarquía
de la ausencia que implora ser callada
como si envileciera el latido
del dolor inapropiable


En tensas locaciones
de valles suburbanos
por orden alfa mítico
inclasificables herederos
se batirán finalmente por el botín del eco

Será el gran duelo de los deudos
reyerta ceremonial
inmolación indeclinable
Nadie estará bendito
por una ventajosa
elección de las armas
y sólo la luz inspectora
del unánime sentimiento
podrá restaurar el cielo
dañado tras la refriega


Helando mañanas
el invierno del odio
mostrará pronto
su impiadosa decisión de regresar
Pero la nieve derretida
por las lágrimas anónimas
se tornará vapor locomotor
estela de pretensiones
con su calor latente
en tránsito
hacia la instalación
definitiva
de la primavera…

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